Rammstein – Rammstein (Crítica)

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Diez años hemos tenido que esperar para tener un nuevo álbum de los germanos, lo cierto es que durante estos años la banda se ha marcado alguna gira que otra, que han hecho la espera más llevadera, aparte de que los trabajos en solitarios de Richard Z Kruspe con Emigrate y del proyecto de Till Lindemann con Petet Tägtgren (Lindemann).

Tal vez, podríamos haber pensado que se habían quedado sin ideas, que se habían agotado, o que las musas no visitaban a los teutones, por suerte no ha sido así. Rammstein han vuelto, y como ellos saben hacerlo, a los grande, con un gran disco, con todos los elementos que les caracterizan, metal industrial de altos vuelos, toques de electrónica, batería con el hit hat característico, riffs potentes , el bajo profundo y la inconfundible voz de Till, que da la sensación de que narra en vez de cantar, y como no, con polémica, prueba de ello, su minimalista portada, y su primer adelanto, “Deutschland” y su espectacular vídeo, que generó gran controversia, incluso censura, pero esto no achanta a Rammstein.

Para nombrar al disco no se han complicado la vida, se llama como la banda.

El ya mencionado “Deutschland” es el encardo de inaugurar la placa, atrapa desde la primera escucha, desde los teclados iniciales, el pegadizo riff que acompaña al tema, y su envolvente atmósfera.

El segundo corte es el pegadiza “Radio”, una machacona base rítmica marca de la casa, un efectivo estribillo, sobre una base tecno, sintetizadores incluidos son sus señas de identidad.

“Zeig Dich” es la siguiente en caer, uno de los más cañeros del disco, con coros operísticos incluidos que lo convierten en una pequeña joya.

Le llega el turno al ‘festivo’ e internacional y en parte discotequero “Ausländer” que junto con “Radio” y “Deutschland”  fue uno de los adelantos.

El quinto track, “Sex” nos recordará a “Personal Jesus” de Depeche Mode, sobre todo en el riff de guitarra.

Momento para cambiar de tercio en “Puppe” tema más pausado, con momentos en el que la voz de Till suena desgarradora, de letra cruda y dura (no dejes de ver la letra, y lo entenderás).

“Was Ich Liebe” tal vez el corte más melódico de todo el disco, que sube puntos con cada escucha.

Momento para la calma con la pausada “Diamant” con unos arreglos orquestales que lo convierte en una preciosa pieza.

En “Weit Weg” toma el protagonismo Flake, aquí los teclados sonarán al “Perfect Strangers” Deep Purple.

Vamos llegando final y vuelve la caña con “Tattoo”, Rammstein en estado puro, y para cerrar “Hallomann”, temazo que viene al pelo como broche final.

La espera ha merecido la pena, esperemos que no tarden otros diez años, pues esta banda todavía tiene mucha gasolina por quemar, tal vez la cerilla de la portada nos tenga algo que decir.

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